El «Diario perdido» de Carlos Manuel de Céspedes y el derecho a la opinión pública.

Por El Coloso de Rodas

El Diario del «Pater Patriae». (Un diario anti-anexionista). Conocido en la actualidad como «Diario perdido», es el «Diario de Campaña» del Mayor General Carlos Manuel de Céspedes. Consta de dos «libretas de anotaciones», la primera con 136 folios y se extiende desde el 25 de julio de 1873 – 6 de diciembre de 1873; la segunda libreta de 88 folios, desde 6 de diciembre de 1873 – 27 de febrero de 1874. Desde 1894 el «Diario» cayó en poder del patriota Julio Sanguily, luego pasó a su hermano Julio, quien lo traspasó a su hijo Manuel Sanguily Arzti. Al morir en 1946, la viuda de Sanguily Arzti lo confirió al historiador José de la Luz León, último guardián hasta que por voluntad testamentaria lo transfirió a la «Oficina del Historiador de La Habana».

En 1994, el «Diario» fue publicado por primera vez por la Editorial de Ciencias Sociales con prólogo de Eusebio Leal. El «Diario» está repleto de anotaciones personales, muchas  de ellas en signos de escritura masónica. Sobre  la opinión  de  Carlos Manuel de Céspedes a finales de su vida sobre la Guerra sobre  la Constituyente, las contradicciones y rivalidades entre los altos jefes del ejército mambí, el destino político de Cuba y las relaciones políticas con Estados Unidos. Aquí se destroza la idea de que la «anexión» a Estados Unidos, pensada y solicitada en los días iniciales de la contienda independentista, fuese el camino expedito para el bien de Cuba.

Después de una lectura integral del «Diario», sin dejar pasar por alto las disímiles anotaciones de la vida y la existencia diaria del patriota, el libro constituye el primer documento-testimonio escrito a fines del siglo XIX de la «formación del mercado cubano individual de opinión pública» y de la «democratización de poder opinar libremente». Si Carlos Manuel de Céspedes se le nombró «Padre de la Patria», consta que no fue solo por el hecho de iniciar la guerra independentista, de la Guerra de los Diez años y promulgar la libertad de los esclavos.

Algo estaba por realizarse en el transcurso de la guerra y ningún historiador de las ideas lo señalo: el origen de «padre de la nación» cubana deviene por añadidura en el fundador de la «literatura de campaña» y del «derecho de los cubanos a la opinión pública». Para expresarse con libertad, la contienda independentista se reveló en el escenario propicio para «diarios de campaña». ¿Cuántos militares mambises  del alto rango dejaron testimonios de guerra a través de  diario de contienda? La culminación del  acto de la escritura como opinión publica individual llega  a la cima  con el Diario de José Martí.

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