El conflicto entre Rusia y Ucrania: una mirada compleja

Por Pedro Díaz Méndez

Lo que transpira ante nuestros ojos, lo que justifica este artículo no es la banalización del conflicto que está ocurriendo en Ucrania.  Ahora  mismo están muriendo seres humanos, el caos total reina por doquier, y cientos de familias están siendo desplazadas.  No queremos que nuestra visión se perciba como un simple ejercicio de ego y estupidez para tratar de justificar posiciones personales que, al fin y al cabo, a nadie le importan, nosotros, desgraciadamente, no tenemos el poder para cambiar el curso de esta nefasta guerra.

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Lo que sí encontrarnos crucial es que se está amenazando nuestra capacidad crítica en el altar absolutista de la información que nos ofrece el sector mediático y la prensa occidental, la cual es totalmente adoctrinadora y que perdió, ya desde hace rato, su capacidad y responsabilidad de informar honestamente.  La cual, asimismo, se dedica a la labor de la abolición del pensamiento crítico por parte de las personas. 

Otra arista que observamos con mucha preocupación es la sobre simplificación de problemas en extremo complejos, como lo es la presente crisis en Ucrania.  A la postre, lo que pretendemos es proyectar otra mirada hacia el problema, porque el reduccionismo que vemos en la mayoría de las personas está destruyendo el poder emancipador del pensamiento.  Lo que nosotros opinemos como individuos no ostenta ninguna relevancia.  El mal de esta guerra ya está hecho y continuará expandiéndose hacia diferentes direcciones en el futuro cercano. 

En primer lugar, la Rusia de Putin no es una nación comunista, como erróneamente hemos leído en múltiples comentarios durante estos días.  El hecho de que Putin tenga presencia en América Latina a través del financiamiento de regímenes tan podridos como el venezolano, el cubano, y ahora en Honduras, no quiere decir que su acercamiento geopolítico, económico y, mucho menos, el ideológico ostenten un matiz comunista.   Rusia siempre ha estado metida en el subcontinente latinoamericano y es un hecho triste e inevitable.  No obstante, el  conflicto entre Rusia y Ucrania no es una disputa entre comunismo y democracias liberales.  Esa dicotomía, que leo por doquier, es estúpida y quedó derrotada hace mucho tiempo.  Aquellos que siguen planteando argumentos sobre la base de esa dicotomía están incurriendo en un silogismo falso.  Rusia no es un estado ideológico como China.  El gigante asiático sí es abiertamente un estado comunista y maoísta desde el punto de vista ideológico, aunque desde lo económico, adopte el modelo de capitalismo de estado.  Ideológicamente, Rusia no es comunista.  Rusia es solamente un estado pragmático, de oligarcas, compuesto por diferentes territorios federados, los cuales se vuelven a formar a partir de la caída de la Unión Soviética.  Obviamente, esas divisiones político-administrativas existían ya previo a la revolución bolchevique.  Y ese es el problema que la mayoría de los buenistas no pueden ver después de tanto lavado de cerebro.  A Rusia le estaban amenazando su patio trasero. ¿Qué quiere decir esto?  Su zona industrial, las zonas cosmopolitas están situadas cerca de la frontera de Ucrania.  Incluir a Ucrania en la OTAN significa acercar los dispositivos militares y nucleares de la organización a Moscú, San Petersburgo, y al centro de la economía rusa.  Y eso para Rusia, es decir, desde el punto de vista de ellos es un riesgo existencial, lo pueda usted ver de esa manera o no.   

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Dicho de otra manera, lo que ha hecho Rusia, pragmáticamente, no es financiar el comunismo en Latino América (como erróneamente arguyen algunas personas), sino hacer lo mismo que occidente ha hecho en los países de la antigua Europa del este, esto es, expandir a la OTAN gradualmente hacia el este para cercar al oso.  Eso fue lo que provocó el presente conflicto, que no les quede el menor atisbo de dudas. El querer meter a Ucrania en la OTAN de manera unilateral y arbitraria fue la causa principal de esta guerra. Cuando se dice que Putin es procomunista se incurre en una  falacia de categoría.  Putin es pro pragmático y para de inventar.  

Quiero dejar algo en claro, no somos ni pro-Putin ni anti-Putin.  Lo que sí somos es pro-verdad, tratamos de ser pro-objetividad. Lo que estamos presenciando es que al pueblo ucraniano le han fabricado una guerra  por ambiciones energéticas, no la oligarquía ucraniana ni la rusa, sino el progresismo globalista por intereses geopolíticos y geo energéticos.  El pueblo ucraniano es el que está pagando la factura de esas ambiciones ajenas a sus genuinos intereses.  ¿Quiénes están ahora mismo regodeándose?  Ciertamente, el  pueblo pelea por la bandera de Ucrania.  Ellos sí están peleando por su  bandera y su territorio y están soportando la invasión de un ejército que es abrumadoramente superior.  Ha habido pérdidas humanas, de propiedad, cientos de familias desplazadas, y un montón de otros infortunios, pero los mal llamados progresistas que avanzan la causa del globalismo no están combatiendo por Ucrania. Se han vestido con la bandera ucraniana y han  sometido  y mandado  al matadero a este pueblo inocente. 

El querer simplificar toda la realidad al echarle toda la culpa a la figura de Putin, quien ciertamente de santo no tiene nada, es caer víctima de la propaganda mediática.   Desde esa perspectiva entendemos que una expansión de la OTAN hacia el este de Europa tendría una mayor repercusión, no solamente contra Rusia, sino que Cuba se vería aún más afectada de lo que ya está.  Por que estoy convencido, de que entonces más que nunca, la Rusia putiniana invertiría  y enfocaría sus esfuerzos y recursos para que la dictadura cubana se mantenga eternamente en el poder, como su último bastión cerca de los Estados Unidos.

El problema es que nos venden una sola narrativa. Los mismos medios que censuraban ayer a científicos y facultativos que disentían de la narrativa única de los burócratas de la ciencia al servicio del poder globalista, hoy, censuran la versión rusa de los hechos. Entendemos que la prensa rusa también es propagandística, así como también lo son la BBC, France TV, New York Times, y los gigantes tecnológicos de las redes sociales.  El problema es que los medios corporativos de occidente nos quieren reducir conflictos que son inmensamente complejos a terminologías como “pro-Putin o anti-Putin.” Y eso no encaja en la postura de un verdadero intelectual.

Por otra parte, los medios nos mienten sobre el hipotético daño que las sanciones de occidente le están infringiendo al gigante euroasiático. Lo cierto es que, ahora mismo, las sanciones de la OTAN no están afectando el centro mismo de la economía rusa.  Cuando se gobierna un país tan complicado y gigantesco, y cuando se tienen tantas fronteras e intereses por los que velar, tu no puedes simplemente declarar una guerra sin pensar y meditar profundamente en todas las consecuencias. Estoy seguro de que los estrategas rusos desde el ejército, pasando por sus líderes políticos, su clase empresarial, llegando a su clase oligárquica, meditaron profundamente sobre el tema de la invasión y calcularon posibles pérdidas,  ganancia y balance final por anticipado.  Obviamente, las sanciones que le han aplicado a Rusia no son nuevas, además, reflejan la doble moral y el cinismo de occidente.  ¿Qué es lo que están haciendo?  Sí, sacan a siete bancos del sistema de SWIFT, pero las empresas rusas que le  están mandando gas natural y petróleo a occidente están  incrementando potencialmente sus ganancias, sufragando el coste de la guerra de Ucrania, y fomentando una abismal inflación a lo largo y ancho de Estados Unidos y Europa occidental.

Un detalle adicional para tomar en cuenta es que el ochenta por ciento del gas que es transportado desde Siberia, que es la zona donde se produce, llega a Europa  a través de los gasoductos que atraviesan Ucrania, por lo que los rusos vienen construyendo, desde hace rato, gaseoductos alternativos que pasen por otras regiones para que el traslado del gas le salga más rentable. En otras palabras, Ucrania le cobra a Rusia una buena tasa de impuesto por dejar pasar el gas a través de su territorio.  Además, Rusia ya está construyendo un gaseoducto euroasiático que va con destino a China. El mercado chino, en breve, pudiera remplazar al de Europa. ¿Quién termina perdiendo al final de esta guerra?

 Al mismo tiempo, así como existe la OTAN, también existe el famoso Tratado de Seguridad Colectiva. Esa organización, que surge en 1992, agrupa a Rusia, Bielorrusia, Armenia (los miembros europeos) y, después, a Uzbekistán, Tayikistán, Antikistán, y Tadzhikistán.  Países todos que tienen enormes recursos energéticos, minerales, así como el mercado regional doméstico entre ellos, asociación que podría mantener el comercio euroasiático, sin que Rusia dependa exclusivamente de Europa occidental para exportar su energía.  Los que terminarían pagando serían los países de la Europa occidental.  ¿Por qué?  Porque no tienen gas endógeno y se van a ver obligados a importar desde lejos, probablemente de Indonesia, con lo cual los costos del preciado producto subirían exorbitantemente y, por ende, el costo de la vida. ¿Quiénes pagan desde el punto de vista económico el error garrafal de querer meter a Ucrania a la fuerza en la OTAN?  

Y queremos aclarar algo, no tenemos ninguna afinidad con Rusia (que fue, al fin y al cabo, la cuna del comunismo puesto en la praxis que también sufrimos los cubanos).  No obstante, entiendo que, si occidente le quiere cortar la vena aorta a un peligroso enemigo como lo es el oso, entonces tendría que haber pensado bien en las consecuencias de dicha acción.   

Otro dato interesante para tomar en cuenta es el hecho de que la OTAN en Ucrania intentaba continuar cerrando el cercado geográfico que le  había venido tendiendo a Rusia desde 1991.  Cuando cae la  Unión Soviética, occidente se compromete con Rusia a no expandir la OTAN, pero ya en 1999 ingresan Polonia, República Checa, y Hungría.  En el 2004, la OTAN vuelve a violar su acuerdo al reclutar a los Bálticos, esto es, a Rumania y a Bulgaria.  Entonces, ¿qué pasa? Si fueras Rusia, te dirías a ti misma, “me están diciendo una cosa y están haciendo otra.”  Dentro de esa política sucia del realpolitik el gigante euroasiático va a hacer lo que tenga  que hacer para defender sus intereses y soberanía.  Rusia va a tratar de hacer con Ucrania lo mismo que la antigua URSS hizo con Finlandia después de la guerra que ambas naciones sostuvieran en 1945.  Le exigió a Finlandia una completa neutralidad.  De ese conflicto emergió el concepto de finlandización, que creo es lo que Rusia le va a exigir a Ucrania después de la presente guerra. 

Por su parte, Ucrania no tuvo la culpa de nacer geográficamente entre dos poderes tan masivos como Rusia y la Europa occidental, pero desafortunadamente están allí.  Y así como los pueblos tienen el derecho a la autodeterminación, también sus gobernantes han de ser lo suficientemente sabios para tener en consideración cuales son las realidades geopolíticas, económicas, culturales, y sociales de su país para tomar decisiones que pudieran afectar su bienestar y soberanía.

La prensa se las gasta hablando de la autodeterminación de los pueblos, un tema que habría que agarrar con pinzas por varias razones.  Por ejemplo, en el 2012, se encontraron reservas de gas natural (en el Mar Negro) en la zona económica exclusiva de Ucrania, hecho que suscitó el interés de varias empresas occidentales por la posibilidad de explotar el preciado recurso.  Aquí es donde surge Burisma en cuyo cuerpo directivo se encuentra Hunter Biden.  Este punto es clave, porque desde ese año los Estados Unidos comienza a presionar  para incluir a Ucrania en la OTAN.  Cuando se descubren las reservas de gas sucede algo muy curioso en el contexto sociopolítico ucraniano.  Entre 2010 y 2014, el presidente de Ucrania era Víctor Yanukovich, cuando se descubren estas reservas de gas, de la noche a la mañana, la Unión Europea trata de invitar a Ucrania para que sea haga parte de la Asociación Económica (el espacio de cooperación económica de Europa). Y cuando pensaban que Yanukovich iba a aceptar, el hombre dijo que no, que era pro ruso y que, por ende, se prefería asociarse al Kremlin en vez de a Europa occidental.  Este punto es crucial.  Porque demuestra que la presente es una guerra cuyo motor impulsor son intereses geoeconómicos y energéticos (tanto de parte de occidente como de Rusia). ¿Qué es lo que sucede?  Es allí donde se produce la secesión de Crimea. Entonces toda esta zona productiva de Ucrania queda a disposición de Rusia.    

En ese escenario es que comienza el tema de la política pura y dura del realpolitik entre ambas partes. O sea, la tensión se fomenta a causa de los intereses económicos, lo cual se resuelve generalmente por medio de la diplomacia, pero cuando no se llega a un entendimiento, entonces el fantasma de la guerra aparece y se abre paso con su aura destructora.  De este modo es que Rusia legitima su posición frente a las estrategias de la política pura y dura esgrimida por sus enemigos, simplemente llega a la conclusión que necesitas una posición de fuerza.  El hecho de querer sumar a Ucrania a la OTAN no se trata únicamente de un simple acercamiento de occidente para garantizar la seguridad de Ucrania.  Lo que trata occidente realmente es tener una mayor presencia en su territorio para apropiarse de los recursos de gas que posee el país.   Ucrania no tiene ni el desarrollo económico, ni la tecnología para para explotar esos recursos de gas por sí misma.  Tendría que emplear empresas occidentales, las típicas de siempre, a fin de explotar y producir el gas.

Cuidado, nunca hemos dejado de reconocer que desde la perspectiva del derecho internacional la invasión rusa a Ucrania no tiene justificación, pero la carta de las Naciones Unidas dejó de existir porque lo mismo se hizo en el 1999, cuando Estados Unidos y la OTAN intervinieron en Kosovo, en el 2003 en Irak, y en el 2011 en Libia.  Pero esas invasiones fueron justificadas con el apoyo de los mismos medios que condenan la presente invasión (tomen nota de la hipocresía) y, en el caso de la OTAN, las invasiones se justificaron con el barniz de una retórica ideológica: la intervención humanitaria del mundo libre para salvar a  los pueblos oprimidos de sus respectivos tiranos.

 Después, existen aquellos que aseveran que China ha sido tibia que, aunque no se ha puesto del lado de occidente, tampoco lo ha hecho de manera abierta del lado de Rusia.  China ha sido tibia, porque China, en cualquier momento (al ver la debilidad de la presente administración estadounidense y de occidente), también pudiera invadir Taiwán y verse en una situación parecida a la de Rusia.  Otro punto es que a China no le conviene que Rusia se debilite, porque finalmente son dos vecinos (que no se quieren mucho), pero que se necesitan.  China no es un buen ejemplo de mediador o pacificador, el gigante asiático en cualquier momento invade Taiwán.  Y allí queremos ver a los  que gritan a los cuatro vientos de que ni siquiera China se ha puesto del lado de Rusia. 

Ya hemos hablado sobre la pugna por los recursos energéticos y del carácter geopolítico de esta guerra, pero existe un tema sobre el control de las infraestructuras marítimas y fluviales. La península de Crimea, en el sur, presenta dificultad con el acceso a la navegación, y Ucrania a través de río Dniéper controla todo el flujo en esa zona crítica para el desenvolvimiento comercial de Rusia, en específico, depende del puerto de Sebastopol, que es el único puerto ruso que puede operar todo el año debido a que las aguas no se congelan.  Obviamente, todo este tráfico comercial es crítico para la supervivencia de Rusia.  Como consecuencia, el oso va a tratar de mantener ese crítico bastión comercial a toda costa.  Además, en esa zona es donde se encuentran las reservas de gas de las que ya habíamos hablado. Ahora, con la secesión de Crimea, Rusia controla dos tercios del área que antes pertenecía a Ucrania (el área económica exclusiva ucraniana). ¿Qué significa esto?  Aquí están las justificaciones que Putin encontró y por eso digo que fue una irresponsabilidad de occidente intentar agregar a Ucrania al Tratado del Atlántico Norte.  Entiendo perfectamente la justificación de Hungría, Polonia, República Checa, y Eslovaquia para pasar a formar parte de la OTAN, teniendo en que cuenta que  sufrieron el yugo del comunismo soviético en carne propia. Asimismo, puedo entender que países como los países Bálticos: Lituania, Letonia, Estonia, los cuales también sufrieron bajo las garras del comunismo soviético, quieran ser parte de la OTAN.  Sin embargo, esos países (y este es otro detalle que los medios no mencionan), a diferencia de Ucrania, étnica y culturalmente tienen mayores lazos con occidente que con Rusia.  Ucrania es un país hermano de Rusia desde el punto de vista cultural e histórico, los une un origen común.

Para cerrar, les diré que una  parte de la sociedad internacional teme que las aspiraciones expansionistas de Putin no se limiten a la presente guerra y que continúe invadiendo territorios. ¿Cuál es el límite de las aspiraciones geopolíticas de la Rusia putiniana?  Ese temor viene dado, una vez más, como el resultado de la propaganda mediática.  Pensar que Rusia tiene afanes expansionistas con Putin es absurdo.  ¿Por qué? Rusia ya es un territorio gigantesco, el cuarenta por ciento de las reservas de gas del planeta yacen en su suelo, se erige como el segundo productor mundial de petróleo.  Tiene petróleo y gas para auto abastecerse y exportar por varios años luz y, asimismo, produce otros minerales, y exporta tecnología.  El realpolik de Putin le impide aspirar a ir más allá de lo que está haciendo ahora mismo a duras penas.  ¿Por qué? Porque tendría las de perder.

En un caso extremo, Rusia podría intentar la anexión de Ucrania (evento que creo improbable) teniendo en cuenta el gasto en que incurriría durante el proceso de reconstrucción.  Más realista sería pensar que Rusia impondría la desmilitarización y finlandización de Ucrania, a fin de establecer una especie de escudo protector que impida el acceso directo de la OTAN a territorio ruso.  Es decir, Ucrania representa dos mil trescientos kilómetros de frontera que la OTAN se hubiese abierto para invadir Rusia.  ¿Por qué es tan difícil invadir Rusia en estos momentos?  Existe el territorio llamado la “Gran Llanura Europea”. Llanura que empieza desde Holanda y se extiende hacia el este llegando a las montañas Urales.  Si ese espacio se abre, facilita una posible invasión de la OTAN.  Bielorrusia es aliado de Rusia. Ucrania, por el otro lado, tendría que ser neutral para servir de escudo protector; siendo miembro de la organización le abriría el camino a la OTAN para invadir por tierra a Rusia. Desde la perspectiva rusa, eso es inaceptable y la única manera que tenían para detenerlo era mediante el conflicto bélico.  Imagínese, si ya aceptó a Rumania y a Bulgaria en el 2004, y si también aceptó a los países bálticos, ya por esa zona de la frontera Rusia tiene flancos.  Si Ucrania se hace miembro de la OTAN, abriría otro enorme flanco y quedaría también abierta la zona del Mar Negro.  Volgogrado, región importantísima por donde pasa el río Volga, le permitiría a la OTAN acceder rápidamente todos los recursos energéticos de Rusia, y desde el Mar Negro le permitiría acceder Moscú.  Si Rusia consiente que Ucrania se abra a la OTAN, Volgogrado queda expuesta, y el transporte de materias primas desde el Mar Negro vía Volgogrado hacia Moscú se cortaría.  Se trataba de un riesgo existencial para Rusia, por eso digo que hay que entender que lo que Putin está haciendo (desde el punto de vista de los intereses de Rusia) es defender la existencia de su país.  Rusia no va a ir más allá de Ucrania por una sencilla razón, porque si Rusia atacara a cualquier país miembro de la OTAN en este momento, se activaría el famoso artículo cinco, entonces toda la OTAN estaría atacada y Rusia, seguramente, tendría las de perder.  Putin sabe que una guerra con la OTAN la pierde, pero en ese escenario perderíamos todos, porque entonces se aplicaría la guerra de disuasión de destrucción mutua o Mutual Assured Destruction (MAD) por sus siglas en inglés.

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