Drogas sin fronteras: los casos de Cuba y Francia

Por Carlos Manuel Estefanía

Quienes nos oponemos a un régimen dictatorial no debemos caer en la trampa de sacralizar mecánicamente todo lo que se le oponga. No importa cuantas ventajas reconozcamos a la alternativa. Un ejemplo de aquello que no debemos idealizar es el sistema político que muchos denominan democracia liberal. Ocurre que cuando se ha vivido media vida en sociedades regidas por variantes prácticas de ese modelo, se descubren males en su interior que nadie desearía como parte de la solución para su país de origen, por muy sufrido que este se encuentre.  No se trata de dejar las cosas como están, sino de alertar para que cuando aquellas cambien, sean para bien en todos los sentidos, dejando sin motivos a los futuros nostálgicos del pasado.

Droga en dictadura: la situación de Cuba

Uno de estos fenómenos negativos frente al que diferentes países muestran iguales e inexplicables paños tibios, es el consumo de drogas dañinas o el mal uso de otras que en dosis apropiadas no afectarían la salud. Poco importa si son naciones pobres o ricas. Se trata de una dolencia de la que parece no haberse librado un solo estado del mundo occidental. Ateniéndonos a la verdad, hay que reconocer que de aquella no escapan ni si quiera regímenes autoritarios, a pesar de contar con todos los medios y prerrogativas para combatirla. Incluso Cuba, de la que por décadas muchos creyeron que había puesto coto al tráfico de drogas, hoy reconoce que no puede controlarlas.  Hablo de lo que se creía a nivel nacional. Ya se sabe que otro gallo cantaba en lo exterior, desde que se informó en 1989 de los militares que participaron en estos tipos de transacciones a nivel internacional. Me refiero al modo en que entonces las autoridades se lavaron las manos con el juicio contra varios oficiales, como Arnaldo Ochoa y Antonio de la Guardia, convertidos por el gobierno en sus cabezas de turco[i].

Antecedentes

Si excluimos el tabaco que fumaban los aborígenes o el azúcar, el alcohol y el café introducidos por los europeos con la conquista, la historia de las drogas en Cuba podría iniciarse a mediados del siglo XIX cuando llega el consumo de opio a gran escala, con la inmigración china; una mano de obra barata traída a la isla para trabajar en la zafra del azúcar. Eran los hijos de un pueblo que había sido narcotizado a cañonazos por el imperio británico con la famosa guerra del opio contra China[ii].

La inestabilidad política que imperó en la isla desde su desocupación por Estados Unidos en 1902, hasta la imposición del Castrismo en 1959, creó un ambiente que facilitó las operaciones de traficantes de drogas, en el que participaban redes de narcotráfico con conexiones en México, Medio Oriente, países andinos y Francia.  Así Marsella se convirtió en el puente a Cuba del tráfico de cocaína y heroína que salía de Turquía, para recalar finalmente en los países anglosajones de Norteamérica.  Tomemos nota de este antecedente para cuando hablemos más adelante de la droga en Francia.

Un capítulo particular dentro de estas actividades delictivas tuvo lugar durante la década de 1920, cuando se establece la ley seca en Estados Unidos.  Esto fomenta el contrabando de licores desde Cuba al país norteño al tiempo que la isla se convierte en receptáculo de un turismo ávido de todo lo “prohibido” en su país y no solo del alcohol.

Este tráfico desde Cuba continuará aún después de la prohibición como una forma de evitar el pago de los impuestos. A esto habría que incluir otros tipos de tráficos realizados por los mismos actores como el de cigarrillos americanos o inmigrantes ilegales. Este era un caso lo común eran chinos llevados de contrabando desde Cuba hacia los Estados Unidos; aunque también los hubo de otras nacionalidades como españoles, griegos o armenios[iii].

En paralelo a esto fue aumentando el comercio de narcóticos, incluyendo morfina, heroína y cocaína, a medida que estas sustancias comienzan a ser traídas desde laboratorios europeos legales, principalmente en Alemania, Gran Bretaña, Francia, Holanda y Suiza.  De ello se encargaban marineros que adquirían pequeñas cantidades de sustancias en bares de puertos europeos para su posterior venta en La Habana y, desde allí, su reexportación a Estados Unidos[iv].

Desde la década de 1920, Cuba se convirtió en un punto estratégico para el tráfico de drogas, especialmente de marihuana, debido a su proximidad a México y la facilidad de ocultarla en cigarrillos.

El auge del consumo de marihuana en Cuba comienza a desarrollarse entre 1933 y 1934, principalmente debido a que era económica y fácil de ocultar de la policía. Entre los adictos nacionales lo que predominaba era el uso de la marihuana y la morfina, mientras que el consumo de opio seguía siendo cosa de los inmigrantes asiáticos. Y si bien ya por entonces se descubrieron cultivos de marihuana en provincias como Oriente, Camagüey y La Habana, la mayor parte de la yerba consumida se importaba desde México. Sin embargo, para 1943, casi toda la que se fumaba era producto nacional.

 A finales de la década, los morfinómanos eran el grupo de adictos más grande en La Habana. Pocos seguían siendo los cubanos que consumían opio y si lo hacían, era generalmente cuando escaseaba la morfina. Por su parte la cocaína era considerada un vicio de lujo, sólo al alcance de gente adinerada.

En 1931 Cuba firma la Convención sobre Estupefacientes y otros acuerdos internacionales destinados a combatir la fabricación de estas sustancias. Como parte de este compromiso se crea en 1935, como entidad subordinada al Ministerio de Gobernación, el Buró de Narcóticos de la Policía Secreta Nacional. A la vez que se fortalece la legislación. Lo que implica que, en 1938, el tráfico de drogas se castigara con la privación de libertad de 1 a 4 años y multa de 100 a 300 cuotas. Mientras que la simple tenencia de esta sin autorización legal o prescripción facultativa podía ser penada con la privación de libertad de 6 meses a 2 años y multas de 100 a 200 cuotas[v].  Una legislación que de aplicarse actualmente en países como Suecia o España limpiaría sus calles de proveedores de drogas, al menos por un buen tiempo, en Cesario para que los adictos superen el síndrome de abstinencia, como paso previo a su recuperación. Igualmente deberían retomar la visión que entonces se tenía en Cuba del toxicómano, considerados como un sujeto peligroso al que se debía aislar. En el caso de los cubanos, estos eran internados en el hospital para marcomanos acondicionado en el antiguo leprosorio en el Mariel.  No por no por casualidad la vieja institución médica se levantaba junto al cementerio donde yacían muchos de aquellos chinos llegados a Cuba en el siglo anterior.  El Mariel había sido designado por las autoridades de la entonces La Capitanía General de Cuba como el puerto de entrada de aquellos culíes, muchos de los cuales llegaban enfermos, y pasaban su cuarentena, en el mismo Lazareto que luego la República transformará en el mencionado centro de tratamiento para drogodependientes[vi].

En 1946, el grupo antinarcóticos de la Policía Secreta de Cuba dio cuenta sobre el arresto de 353 individuos, en su mayoría drogadictos y pequeños vendedores de drogas como la marihuana y el opio. Los informes presentados por Cuba ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas también señalaron la persecución de casos relacionados con la marihuana, especialmente entre las clases sociales más bajas, con un total de 45 casos en 1946, de los cuales 33 estaban relacionados con la marihuana y 12 con drogas «no especificadas».

Es importante destacar que la conexión de Cuba con el tráfico de drogas seguía extendiéndose más allá de sus fronteras, involucrando además de los ya mencionados, países como Perú, Bolivia y Ecuador, donde grupos criminales operaban y contribuían al problema del narcotráfico que afectaba a la región en ese período.

Tras la llegada de Fidel Castro al poder se mantendrá la colaboración entre Cuba y Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico. Pero esta cooperación se desvanece una vez que ambos países rompieron las relaciones diplomáticas.

Con los años las dos naciones al margen de sus diferencias políticas restablecen la coordinación puntual para combatir el tráfico de drogas. Así y a pesar de la falta de acuerdos sólidos previos, Cuba y Estados Unidos, en pleno olvido de lo descubierto una década atrás con la famosa causa 1 de 1989, comienzan a cooperar desde 1999, en casos muy concretos en la lucha contra el narcotráfico[vii].

Entre 2015 y 2018, Cuba y Estados Unidos celebraron cuatro diálogos sobre este tipo de colaboración, que desembocaron en 2017 en la firma de un acuerdo de cooperación. Sin embargo, Donald Trump puso freno a este acercamiento durante su mandato entre 2017-2021. Con la llegada de Biden a la Casa Blanca se dio un nuevo giro al asunto, en particular cuando representantes de los dos países se reunieron el miércoles 18 y jueves 19 de enero de 2023 en La Habana para retomar la coordinación en el enfrentamiento al tráfico de personas y de drogas[viii].

El gobierno cubano asegura cumplir con sus responsabilidades como país signatario de diversas Convenciones de la ONU relacionadas con la lucha antidroga y la delincuencia transnacional; entre ellos, la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes y el Convenio de Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas de 1989[ix].


Situación actual

En los últimos años fuentes oficiales han reconocido el incremento del consumo de drogas entre los jóvenes cubanos, así como un aumento en la detección y el decomiso de drogas, lo que apunta a que a pesar de la pobreza generalizada existe dentro de la población una creciente capacidad e intensión de comprar de estas sustancias. Un mal que paradójicamente se hace más evidente cuando el régimen decide someterse, no sin cierto retardo con relación a otros países de occidente, a las recomendaciones dadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el aislamiento de la población, con el pretexto de combatir al COVID 19[x].

En 2021, en medio de la cuarentena “pandéinomica”, en Cuba se incautarán más de 4 toneladas de drogas, de las cuales 3369 kg eran de marihuana, 740 kg de cocaína, 43,6 kg de aceite de hachís, 7 kg de cannabis sintético y 98 kg de anfetamina. En ese mismo periodo fueron detectados 32 868 sembradíos de marihuana y se decomisaron 48 521 semillas de esta planta, sobre todo en las provincias de Granma, Santiago de Cuba, Holguín, Guantánamo, Ciego de Ávila, Cienfuegos, Las Tunas, Mayabeque, Matanzas y La Habana[xi].

Al año siguiente se interceptaron 11 intentos de tráfico de droga en los primeros seis meses de 2022, la misma cifra detectada en todo el año 2021. En 41 casos se hallaron 65 cigarrillos electrónicos con 34 cápsulas de repuesto que contenían Aceite de Cannabis. También fueron descubiertos 17 paquetes de confituras, goma de mascar, y picadura de marihuana, así como papel para liar cigarrillos y una trituradora para su elaboración[xii].

Es importante destacar que en lo que respecta a la Mariguana, este país, tiene una de las legislaciones más severas en América Latina por lo que resulta ilegal incluso la posesión de cannabis con fines recreativos. castigándose con entre cuatro y diez años de privación de libertad a quien que trafique, adquiera, introduzca o extraiga del territorio nacional[xiii]

Como indicio del imparable consumo de la mariguana en Cuba tenemos la página que le dedica el Ministerio de Salud, en un tácito reconocimiento del hecho; en ella se advierte a la población sobre los efectos que produce la mariguana en el cerebro, el corazón, el sistema cardiovascular y los pulmones, enumerándose desde los trastornos en la esfera sexual hasta los estados de locura. Así mismo se ofrece información sobre la infraestructura establecida para la atención de los adictos a la droga, quienes en principio cuentan para su atención y reeducación con  449 Policlínicos y 11mil 297 Consultorios Médicos de la Familia, 178 Departamentos de Salud Mental municipales, servicios de psiquiatría ubicados en 17 Hospitales Generales y Clínico Quirúrgicos, 15 servicios de Psiquiatría en Hospitales Pediátricos y 19 Hospitales Psiquiátricos, así como 2 Centros de Deshabituación para Adolescentes. Estos lugares cuentan con personal capacitado para ofrecer consejería en el manejo de los trastornos generados por el uso de sustancias. A lo anterior habría que sumar un servicio de Consejería Telefónica confidencial, anónimo y gratuito, que presta servicios las 24 horas del día ofreciendo orientación, información y apoyo psicológico a las personas que accedan al servicio. Todo suena muy bonito, si no se toma en cuenta de que se trata de poner remedio tardío a un mal, que el totalitarismo, de proponérselo podría haber erradicado hace años. Así se habrían evitado quizás al menos, las 82 muertes por Consumo de drogas que tuvieron lugar en Cuba en el 2020[xiv].

Este aparataje, más que símbolo de su preocupación por la salud de la población lo que pone en evidencia el gran fracaso del régimen cubano. A más de sesenta años de construcción del comunismo en Cuba, el famoso hombre nuevo anunciado por el Ernesto Guevara ha salido medio “yonqui” y mariguanero.

Las excepciones, no a lo que se refiere a la eliminación total, pero si a la lucha implacable contra la droga son pocas en esta parte del mundo. Tal sería el caso del Salvador de Bukele[xv] y ya se encargan los medios[xvi] y organizaciones de derechos humanos de denostarlo, como para que a nadie se le ocurra imitarlo. Lo hacen con la energía que le falta cuando se tratan situaciones mucho más graves como las de Cuba o Venezuela.

Dictatorial o no, la burocracia estatal no parece apostarlo todo para combatir la adicción a la droga. Quizás porque en cierto sentido la beneficia. Este vicio que no solo afecta al ciudadano y a su familia, sino que los debilita a ambos frente a ese mismo estado que mas que protegerlos quiere controlarlos.

El caso francés ¿Disminuye en consumo entre jóvenes?

La contradicción se hace más evidente en los regímenes de economía liberal donde, aun el tráfico de drogas todavía ilegales, un comercio de contrabando con efectos letales para la población, hoy se le persigue y castiga con menos Saña que al típico evasor de impuesto, ese de cuyo “diezmo” vive y saca su poder el funcionariado.

Veamos, a modo de ejemplo paradigmático, cómo se manifiesta la desgracia en un país desarrollado y democrático por excelencia según los cánones liberales: Francia. Aunque para el caso nos habría servido por igual lo mismo España que Estados Unidos que cualquier país latinoamericano, todos pasan por el mismo aro.

En un artículo reciente publicado por la versión francesa de la plataforma The Conversation[xvii], se plantea la cuestión del consumo de drogas entre los jóvenes y si realmente está disminuyendo, como sugieren algunos estudios para el caso de Francia. La idea principal era la de que, si bien ciertos encuestadores han observado una disminución en el consumo de sustancias psicoactivas entre los adolescentes, resulta necesario analizar críticamente las razones detrás de esta aparente tendencia, así como la eficacia de las políticas de prevención implementadas por el estado galo.

El artículo referido asegura la supuesta existencia, entre los que debaten el asunto de la liberación de las drogas, de un “consenso” en la necesidad de proteger a los jóvenes de los daños causados por las mismas. En mi opinión resulta una manera superficial de ver un debate donde definitivamente la parte que está pensando en la juventud es la que lucha por evitar su acceso a las drogas, mientras que la que se posiciona en favor de este acceso en lo menos que se preocupa es por el daño que hacen estas sustancias, sobre todo cuando se consumen en las edades tempranas.

Droga y propaganda

Con las que hoy se reconocen como drogas peligrosas pasa lo mismo que antaño ocurría con el consumo de los no menos dañinos tabaco y alcohol, cuya aceptación entre los jóvenes era alentado en ciertos entornos como forma de integración social. La diferencia radica quizás en la fuerza con que hoy cuenta el marketing de drogas como vía para la normalización del consumo de estas. Si antaño Hollywood y la industria del tabaco contribuyeron con relativo descaro a esto. Hoy vemos el mismo fenómeno, en relación con muchas drogas ilegales, o abiertamente dañinas, desde las industrias audiovisuales, en particular en las series que se transmiten en línea, con una gran audiencia juvenil. En ellas el “héroe” puede hacer sus hazañas completamente drogado o se bromea con el consumo de alucinógenos trivializando sus efectos, sin la menor censura.

Resulta difícil creer la referencia que se hace en el artículo de The Conversation, a estudios que demostrarían una disminución constante en el consumo de tabaco, alcohol y cannabis entre los adolescentes en Francia. En cambio, vale la pena destacar la cautela que allí mismo se propone en cuanto a la interpretación de esos datos, enfatizando la lo cuestionable de la veracidad de las declaraciones hechas por los jóvenes franceses a sus encuestadores.

Nuevas drogas

Otra cosa que no deja espacio a dudas es el hecho de que el sector de las drogas sigue siendo dinámico, con productos nuevos que buscan atraer a jóvenes clientes. Un ejemplo es el aumento en el uso de cigarrillos electrónicos, cuyos daños ya se conocen, pero de los que se habla bastante poco.

Como los cigarros tradicionales, los cigarrillos electrónicos contienen nicotina, además de sustancias químicas que causan cáncer, así como partículas diminutas que afectan los pulmones[xviii]. A este tipo de actividad podríamos agregar el uso como drogas de productos legítimos desviados de su uso habitual. Este sería el caso de los inhalantes entes los que se incluyen los solventes, los aerosoles gases nitritos, o ciertos medicamentos.

Un buen ejemplo de los últimos sería el protóxido de nitrógeno puro, disponible en Francia como medicamento inhalado con una indicación en anestesia, como aditivo alimentario para crema batida y como gas propulsor de venta libre. Cuando se utiliza como droga, genera euforia, la risa la distorsión de las percepciones y por supuesto complicaciones neurológicas, de las cuales fueron detectados 11 casos entre 2016 y diciembre de 2017. Las consecuencias clínicas del uso de esta sustancia son fundamentalmente neurológicas, pero también pueden ser cardíacas y psiquiátricas, principalmente graves[xix].

Cannabis; prevención incompleta

Según una nota sobre los jóvenes y el cannabis [xx] publicada por La Misión interministerial de lucha contra las drogas y las conductas adictivas (MILDECA) en Francia, la prevalencia del consumo de cannabis dentro del país europeo cuenta con aproximadamente 900,000 usuarios diarios del alucinógeno entre personas de 11 a 75 años, y casi la mitad de los adultos ya han experimentado con el cannabis. Aunque en el mismo sitio se reconoce que Francia está en la cabeza de la clasificación europea en términos de consumo de cannabis para la población en general, se busca un cierto consuelo afirmándose que esta situación mejora significativamente para los adolescentes.

De acuerdo con la institución actualmente los adolescentes franceses ocupan el décimo lugar en Europa en términos de consumo de cannabis desplazándose del primer lugar que tenían en 2010. Así mismo se afirma que el consumo de cannabis entre los estudiantes también habría disminuido significativamente entre 2018 y 2021.

Sin embargo, este desplazamiento relativamente favorable no debería hace bajar la guardia a los franceses, en el mismo sitio se reconoce la vulnerabilidad cerebral de los adolescentes ante los efectos perjudiciales del cannabis. Esto se debe al proceso de maduración cerebral en que se encuentra. Por ello, la experimentación temprana y el consumo regular en esta etapa de la vida aumentan el riesgo de dependencia y pueden tener un impacto duradero en la educación y la carrera de los jóvenes.

La MILDECA centra sus esfuerzos en el desarrollo de programas de prevención basados en habilidades psicosociales para retrasar la edad de experimentación, especialmente con el cannabis, y reducir los riesgos de conductas adictivas en el futuro. Sin embargo esta filosofía de buscar sólo el retraso y no la eliminación definitiva del experimento con drogas implica un cierto grado de claudicación frente al poder de los promotores de las drogas, una mala señal a la sociedad, particularmente a ese sector juvenil que intenta “educar” y sobre todo el desconocimiento del daño que puede causar en los adulto el prolongado de marihuana una vez que se convierte en habito: efectos cardiovasculares,  respiratorios, cáncer de pulmón, daños en la memoria, depresión, así como otros problemas de salud mental, como ansiedad y psicosis[xxi].  Sería muy bueno que se le hablase de todo esto a los jóvenes consumidores que, en Francia, acuden a los 540 lugares de consulta que para ellos tiene el país y donde reciben atención gratuita y a veces anónima. Pero podemos sospechar que no es esta la prioridad cuando se enumeran entre ellas “el retraso en la edad de experimentación”.

No es que todo sea negativo en general La MILDECA se esfuerza por desmitificar las ideas falsas sobre el cannabis, destacando los riesgos asociados con su consumo, incluso recordando a sus usuarios que el cannabis de hoy en día tiene mucho más THC que en el pasado, lo que conlleva riesgos adicionales. Por ejemplo, la resina de cannabis tiene en promedio cuatro veces más THC en 2018 que hace 20 años y se ha confirmado la correlación entre el consumo regular de cannabis y casos de psicosis, especialmente cuando la concentración de THC en el producto es alta y el consumo es temprano.

También es importante que se haga saber que el cannabis no es una «droga suave”. Si bien es cierto que otras sustancias psicoactivas también inducen a daños graves, los efectos nocivos del consumo regular de cannabis, especialmente en los jóvenes, están bien establecidos.  Por otra parte, se desmitifica la supuesta bondad del carácter natural y orgánico, de la hierba, con el que los jóvenes justifican su uso, recordándoseles que, igual que ocurre con el tabaco, fumar cannabis produce alquitrán y componentes peligrosos que aumentan el riesgo de cáncer.

Otro elemento de esta industria, que debería servir para conseguir la alianza en la lucha contra las drogas por parte de los ecologistas, tan distraído en los temas climáticos, es el daño que aquella genera en el medio ambiente. Un ejemplo bien conocido es el de California, donde tras su legalización, la siembra extensiva de la planta ha incrementado el gasto de agua, electricidad y productos químicos, así como la eliminación de animales perjudiciales para la producción, lo cual a su vez genera desequilibrios del ecosistema. Esto por no hablar erosión del suelo, deforestación, contaminación de los acuíferos, y el incremento de los famosos gases de efecto invernadero.

Pero hay algo en lo que de manera sospechosa MILDECA marcha contra la corriente de lo que se afirma en el mundo entero con bastantes evidencias. La institución asegura que en el caso francés el cannabis no sirve de puerta al consumo de otras drogas. Lo hace basándose en el dato que, entre los usuarios de cannabis en la edad adulta (18-64 años), el 93.6% nunca ha probado otras drogas ilegales. Habría que verificar con otras fuentes si esto es verdadero. De entrada, ello implicaría una suerte de salto, un tanto increíble, de la nada al cada vez más extenso y constatado consumo de drogas duras, no solo en la capital, sino en territorios como la zona de Normandía.

Monsieur crack se adueña de la capital

Según el artículo «París: el infierno del consumo de crack al aire libre»[xxii] en el noreste de esta capital la concentración de usuarios de crack provoca violencia callejera y malestar en la población.  Es lo lógico tratándose de una barata droga, derivada de la cocaína, que produce efectos psicóticos y que sus consumidores no pueden dejar con facilidad.

 Originalmente sus proveedores eran antillanos, pero desde la década de 1990, el relevo en el negocio lo han tomado vendedores africanos quienes han sabido involucrar en su consumo a los inmigrantes que duermen en la calle.

La solución aplicada por las autoridades parece querer combinar un semi aislamiento para que de toxicómanos con la ayuda social y sanitaria para que puedan superar la dependencia. El problema parece radicar en donde y como se implementan estas estrategias.

En 2015, el Gobierno francés autorizó la creación de salas de consumo supervisado de droga. Algo que no creo que contribuya a una desintoxicación plena. Dentro de esta estrategia se levantó un campamento de drogadictos en el parque Eole, ubicado en un barrio rodeado de viviendas de bajos ingresos y con aumento de la delincuencia local y dentro de ella el florecimiento del negocio de crack. Eso sí, lo que no abunda allí es la presencia policial.  De tal manera solo se ha conseguido empeorar la situación del área.

Por su parte los vecinos de la zona culpan a las autoridades, de no abordar adecuadamente el problema. Y es natural, resulta absurdo que en lugar de crear sanatorios de difícil acceso para que estos adictos puedan ser alejados de las drogas, sin llegar necesariamente al punto de lo que fue el Lazareto del Mariel en la Cuba republicana, se les mantiene a expensas de las sustancias que los dañan, y de quienes se las suministran, ya sea por lucro o como instrucción “sanitaria”.

Lo que se observa en Paris parece ser un fenómeno paneuropeo, pues se hemos constatado cosas similares lo mismo en Suecia o Italia, donde nada es más fácil para un adicto, incluso bajo la supervisión pública o privada, que conseguir aquella sustancia de la que es dependiente.

Evidentemente no se trata de las tonterías de las autoridades sanitarias y policiales locales, sino de una suerte de falta de voluntad de quienes administran el poder en general, para poner coto a este mal. Y es que lo mismo aquí que allá, a pesar de algunos arrestos circunstanciales de vendedores de drogas, estos enseguida son puestos en libertad, como si un ser invisible decretase su condición de intocables. Así el fatal comercio sigue operando, y el drogadicto, sin un aislamiento efectivo, endrogándose.

En el caso concreto de París, los residentes exigen una respuesta tanto social como policial para abordar el problema, pero se oponen a la apertura de salas de consumo de crack en su vecindario. Por su parte el gobierno francés llegó a un acuerdo con la alcaldía de la ciudad para abrir nuevas «narcosalas» o salas de consumo y descanso para usuarios de drogas duras. Al final lo que se está manteniendo viva y asequible la clientela que necesitan unos narcotraficantes a los que se les persigue menos de lo que se hizo con el ciudadano que infringía las inconstitucionales normativas “pandemistas”.

Mas allá de Paris

Y para demostrar que el problema de la droga en Francia no es un fenómeno eminentemente capitalino, nos remitiremos a un artículo[xxiii] relativamente reciente, publicado en Actu Normandie el 26 de junio de 2023. Allí se informa sobre el aumento del consumo de drogas en el departamento de la Manche, específicamente en la región de Cotentin.

Según el Observatorio francés de drogas, se ha observado un incremento preocupante en el consumo de drogas, que incluye sustancias como el cannabis, la heroína, la cocaína y el crack.  La cantidad de personas que buscan tratamiento en Centros de Soporte, Acompañamiento y Prevención en Adictología (CSAPA) debido al consumo de cocaína ha aumentado entre 2015 y 2019. Los datos de las salas de urgencias muestran un aumento significativo y continuo en la cantidad de personas que buscan atención médica relacionada con el consumo de cocaína en el período de 2010 a 2022, independientemente de la región. Entre 2010 y 2022, se identificaron 23,335 casos de personas que acudieron a las salas de urgencias debido al consumo de cocaína, siendo la mayoría de ellos hombres y con una edad media de 32 años. Es algo en los que deberían meditar las teóricas de la conspiración patriarcal conocidas eufemísticamente como feministas.

Los diagnósticos al momento de la alta médica estuvieron relacionados principalmente con intoxicación (65%), dependencia (13%) o abstinencia (7.5%). Se observaron diferencias regionales significativas en la cantidad de casos, con tasas más altas en Guyana, Provence-Alpes-Côte d’Azur, y Occitanie, así como aumentos notables en otras regiones. La mayoría de los casos de intoxicación por cocaína también involucraban otras sustancias, como alcohol, benzodiazepinas, cannabis u opioides, indicando un patrón de poli consumo.

Se dice también en el artículo que el aumento en las intoxicaciones podría deberse a la mayor potencia de la cocaína circulante y la aparición de nuevos productos de síntesis (NPS) más potentes y tóxicos que imitan los efectos de la cocaína. La mezcla de su consumo con el de alcohol se asocia con un aumento en la duración y potencia de los efectos psicoactivos, así como con mayor toxicidad cardíaca.

Las solicitudes de ayuda y asesoramiento relacionadas con la cocaína a través del servicio Drogues-Info-Service también han aumentado constantemente desde 2010.

Conclusiones

A la luz de los datos que hemos recogido, podemos concluir que es esencial abordar de manera crítica el tema del aumento del tráfico y consumo de drogas, no solo en el caso de Cuba, una nación empobrecida y dictatorial de la que cualquier cosa cabría esperar, sino también en su antítesis, esa Francia “libre”, que para muchos constituye la sociedad ideal. En primer lugar, es importante preguntarnos cómo es posible que un régimen como el cubano, capaz de aplastar cualquier acto de oposición política organizada, y que mantiene un control riguroso sobre su población, no pueda erradicar de manera igualmente efectiva a  todos y cada uno de los antisociales que producen o introducen drogas en Cuba. De hacerlo se evitaría que tales sustancias lleguen mano de la una población dispuesta a todo con tal de evadir su realidad, ya sea en una balsa, atravesando selvas americanas o dañando su salud a través de la drogadicción.

En el otro extremo encontramos a Francia. Ella, dicho sea de paso, fue cuna de ese estado totalitario, luego perfeccionado en Rusia y Alemania, que terminó siendo exportado a Cuba. Un modelo que comenzó a gestarse en tiempos de Luis XIV y que alcanzó su punto máximo durante la época del terror de la famosa revolución que derrocó a Luis XVI, tataranieto del primero. Aunque hoy en día Francia supuestamente ha superado aquella situación, la capacidad de su aparato estatal para adentrarse en la sociedad y controlarla no resulta nada desdeñable. Por ello, si de algo no carece el estado francés desde la fuerza, la capacidad y los recursos necesarios para eliminar de un revés el galopante problema de drogas que afecta a un sector creciente de su población. Una comunidad cuya entrega a esta dependencia resulta inexplicable, si se toma como criterio la libertad y condiciones de vida de las que disfruta, cuando se le compara con las de Cuba.

Aunque ciertas estadísticas podrían parecer alentadoras, como las que sostienen la supuesta disminución en el uso de sustancias psicoactivas entre los sectores más jóvenes de Francia, ellas deben ser cuestionadas y nunca servir como excusa para la complacencia, especialmente cuando observamos las incoherencias y la falta de éxito en las políticas que se implementan, en el contexto de esta democracia formalmente representativa, para combatir las drogas: uno de los grandes problemas que aquejan a la humanidad, más allá de ideologías y fronteras.


[i] La oscura crónica de la Causa 1/89. https://hypermediamagazine.com/actualidad-noticias-prensa-sucesos-cuba/analisis-noticias-debates-actualidad/la-oscura-cronica-de-la-causa-1-89

[ii] Resistencia al imperialismo. China: la Guerra del Opio. 1839-1842. http://www.claseshistoria.com/imperialismo/resistenciaopio.htm

[iii] La prohibición norteamericana y el contrabando entre Cuba y los Estados Unidos durante los años veinte y treinta INNOVAR, revista de ciencias administrativas y sociales. No. 23, enero – junio de 2004 147 PROBLEMASDEDESARROLLO. https://www.academia.edu/22955064/La_prohibici%C3%B3n_norteamericana_y_elcontrabando_entre_Cuba_y_los_Estados_Unidos_durante_los_a%C3%B1os_veinte_y_treinta

[iv] El papel de Cuba en el narcotráfico. https://www.cubaencuentro.com/txt/cuba/historias-de-fondo/el-papel-de-cuba-en-el-narcotrafico-20786

[v] Cuba vs el narcotráfico en dos siglos por Juan Francisco Arias Fernández. https://market.cantook.com/item/5145468

[vi] ¿Sabías que bajo la Zona Franca del Mariel descansa el cementerio chino más antiguo de América? https://www.cubacute.com/2022/04/27/sabias-que-bajo-la-zona-franca-del-mariel-descansa-el-cementerio-chino-mas-antiguo-de-america/

[vii] CUBA-ESTADOS UNIDOS: POLITIZACIÓN DE LA LUCHA ANTIDROGA O COOPERACIÓN ENTRE IGUALES. https://www.igadi.gal/es/analise/cuba-estados-unidos-politizacion-de-la-lucha-antidroga-o-cooperacion-entre-iguales/

[viii] Representantes de Cuba Representantes de Cuba y Estados Unidos se reunieron miércoles 18 y jueves 19 de enero en La Habana para “coordinarse” frente a problemas como el tráfico de personas y de droga, en el primer diálogo de este tipo desde 2018, informó el Departamento de Estado estadounidense. https://www.semana.com/mundo/articulo/estados-unidos-y-cuba-se-unen-para-luchar-contra-el-trafico-de-personas-y-de-drogas/202322/

[ix] Cuba ratifica su posición de principios de tolerancia cero ante el tráfico de drogas. https://www.minjus.gob.cu/es/noticias/cuba-ratifica-su-posicion-de-principios-de-tolerancia-cero-ante-el-trafico-de-drogas

[x] Brote de enfermedad por coronavirus (COVID-19): orientaciones para el público. https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public

[xi] Consumo de drogas: enfrentamiento a un problema latente. https://medisan.sld.cu/index.php/san/article/view/4269/2937

[xii] Cuba detecta en seis meses de 2022 más tráfico de droga que en todo 2021. https://www.swissinfo.ch/spa/cuba-drogas_cuba-detecta-en-seis-meses-de-2022-m%C3%A1s-tr%C3%A1fico-de-droga-que-en-todo-2021/47740358

[xiii] La pandemia dispara el consumo de drogas en Cuba, reconocen las autoridades sanitarias. https://www.14ymedio.com/cuba/pandemia-dispara-consumo-drogas-Cuba-autoridades_0_3168283153.html

[xiv] CUBA: CONSUMO DE DROGAS. https://www.worldlifeexpectancy.com/es/cuba-drug-use

[xv] En tres años de Gobierno del presidente Nayib Bukele se ha decomisado más de $365 millones solo en cocaína. https://www.presidencia.gob.sv/en-tres-anos-de-gobierno-del-presidente-nayib-bukele-se-ha-decomisado-mas-de-365-millones-solo-en-cocaina/

[xvi] LA SOLUCIÓN DE BUKELE CONTRA EL NARCOTRÁFICO. https://www.youtube.com/watch?v=pgcfqYxLSeA

[xvii] Cannabis, mais aussi alcool et tabac: chez les jeunes, ¿une consommation de drogues en baisse? https://theconversation.com/cannabis-mais-aussi-alcool-et-tabac-chez-les-jeunes-une-consommation-de-drogues-en-baisse-206796

[xviii] Acerca de los cigarrillos electrónicos. https://www.cdc.gov/tobacco/basic_information/e-cigarettes/spanish/acerca-de-los-cigarrillos-electronicos.html

[xix]RAPPORT D’EXPERTISE – PROTOXYDE D’AZOTE – DONNÉES 2020. https://ansm.sante.fr/uploads/2021/11/16/20211116-rapport-anonymise-protoxyde-dazote-sans-annexe-donnees-2020.pdf

[xx] L’Essentiel sur… les jeunes et le cannabis. https://www.drogues.gouv.fr/lessentiel-sur-les-jeunes-et-le-cannabis

[xxi] Marihuana: Efectos a largo plazo en la salud de personas adultas. https://canabis.colorado.gov/efectos-en-la-salud/marihuana-efectos-a-largo-plazo-en-la-salud-de-personas-adultas

[xxii]París: el infierno del consumo de crack al aire libre. https://www.rfi.fr/es/francia/20210917-par%C3%ADs-el-infierno-del-consumo-de-crack-al-aire-libre

[xxiii] Manche. Cannabis, héroïne, cocaïne ou crack: la consommation de drogues augmente. https://actu.fr/societe/manche-cannabis-heroine-cocaine-ou-crack-la-consommation-de-drogues-augmente_59778174.html

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