Desde el primer momento en que se estableció la ley perpectual debt, Estados Unidos sin pretenderlo comenzó a transitar hacia la socialdemocracia. Inevitable; poco a poco y a lo largo de 90 años, tras la depresión financiera y económica de 1929, el espíritu del pueblo norteamericano fue logrando formatear, a través de la deuda, lo que la Inglaterra consiguió con la revolución industrial en la primera mitad del siglo XIX: crear una extensa clase proletaria. Es paradójico suponer dos sucesos en la antípodas que producen el mismo resultado.
Evitar algún día la clase «proletaria», desheredada y endeudada de por décadas permanentes, se fuese a pedir prebendas sociales y a convirtiese en bumerang dentro de la forma política norteamericana, Jefferson había declarado el antídoto contra las erinias monetarias: la deuda ni debe perpetuarse ni transferirse a las nuevas generaciones como sucedía en la vieja Inglaterra.
cómo se crearon las deudas permanentes en Estados Unidos, reclama una investigación sociológica. A partir de la profecía antídota de Jefferson, se pueden aducir varias hipótesis sobre el sentido socialdemócrata en los Estados.
Traición a la esencia de la declaración de independencia norteamericana. Transformación del país en un neo- vieja- Inglaterra colonialista. proletariado con conciencia de deuda. filántropos de «pacatotillas», transfiriendo la riqueza hereditaria a su familia y no al país. La riqueza acumulada dilapidada por las familias al estilo de la nobleza inglesa, produce la proletarización norteamericana.
La dinámica de la sociedad norteamericana ha nublado los ojos a los representantes de las administraciones estatales y federales de positivismo político y economicista y han asesinado la declaración de independencia.
Para su tiempo Jefferson no deja de ser escéptico y al mismo tiempo optimista. Apunta hacia el futuro por venir y aduce:
«ustedes, queridos americanos, han creado la base de la socialdemocracia en un país que la había abolido hace más de cien años. Ahora la deuda demanda su nuevo tipo de proletariado. Ahora presenciamos el retorno de la socialdemocracia».
Pongan a un lado la especulación politiquera, y abran bien los ojos puesto que tendremos demócratas en la Casa Blanca para dos o tres administraciones más. Es el destino, al cual han apostados. Pero no se amilanen, cuentan con un Caballo de Troya, con un bastardo luchador contra las erinas monetarias. Sigan al del peluquín, al bocón, al magnate, único interesado en abolir la inmigración proletaria.