Curious actor or illusionist is looking behind red curtain and is surprised.

Delante y detrás de los bastidores

Por Juan Carlos Recio

El día que el hombre pierda su razonamiento semántico, ese día el discurso altruista, tal y como lo conocemos, habrá muerto. Los grandes fundadores de este país legaron, no por capricho, la importancia de un discurso político centrado en al menos cuatro frases memorables, además de coherente y pragmático. En fin, no podemos competir con las máquinas, porque el hombre, se supone, es el único aparato defectuoso que piensa para existir.

Ya no importarán las secuencias y los números de escritos generados por la IA que se nos viene encima. Lo original será seguir como el viejo testamento en su lengua madre, en el tiempo donde se revelaban los misterios divinos y la resurrección. Nos queda mantener con estoicismo lo auténtico. En este contexto, no debemos dejarnos avasallar por la corriente, sino tomar lo necesario para contextualizar y seguir a contracorriente de la avalancha, con todo el peligro y riesgo de quedar en el naufragio de la época y lo virtual. Es como decir: “de siete en siete, macho y hembra, sobre la simiente y la faz de la tierra”.

Si debemos reconstruir algo, nunca debe ser el olvido. Debemos mantener la escritura verdadera, la que se produce por naturaleza y por el bien concebido. Los que van a ese cementerio de perfecciones de la maquinaria lucen en su perplejidad, como letras sin carácter individual. Más que sonoro o sintetizado, debe ser aquella ley máxima de la escritura de los dioses. Nada ni nadie, fuera del hombre, puede competir por lo genuino. Porque en el génesis de lo creado, vio Dios que la luz era buena y que la mente humana no puede quebrarse cuando la claridad es parte del pensamiento y la conciencia creativa.

No hay otra sabiduría o ciencia más exacta que la que nace de las complejidades del hombre imperfecto, que lleva su alma ilustrada, incluso detrás de los bastidores.

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