De «supremacistas verdaderos»

Una buena dosis de los orígenes del fundamentalismo supremacista de occidente tiene que ver directamente con la religión. Cuando San Agustín decretó el cristianismo platónico-católico, la «verdadera religión» impuso en lo adelante un tipo de supremacía religiosa, una teología de lo supremo

Por Cabeza Altamirano Florero Blanco

Una buena dosis de los orígenes del fundamentalismo supremacista de occidente tiene que ver directamente con la religión. Cuando San Agustín decretó el cristianismo platónico-católico, la «verdadera religión» impuso en lo adelante un tipo de supremacía religiosa, una teología de lo supremo. Entonces, a partir de ahí, empezó la lucha por la «supremacía verdadera» en todo. De ahí surgió el ideal de la «verdadera revolución», la «verdadera filosofía», la «verdadera libertad», la «verdadera independencia», etcétera. La «post verdad» ya tiene ribete de supremacista verdadero.

Una buena razón por la cual los creyentes de la «fe cristiana» se mueven y se cambian de una congregación religiosa a otra se debe a la inoculación de la «supremacía verdadera». De hecho, hoy se pueden ver en la tierra más «supremacistas verdaderos» que «supremacistas raciales». Por ejemplo, Sardónico de Playa Albina es un supremacista verdadero.

No me malentiendan, San Agustín dijo en ese mismo tratado que la «verdadera libertad» no es hacer lo que nos diera la gana, sino hacer lo que hace si nos diera la gana.

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