Cubanía en la «Virgen de la Caridad del Cobre»

En 1994, antes de la conmoción del Maleconazo, me embarqué en un viaje desde la región oriental de Cuba gracias a mi trabajo en el Museo de la Ciudad de Manzanillo. Mi rumbo era La Habana, donde me aguardaba un «Seminario Nacional sobre Restauración y Conservación del Patrimonio» en el célebre CEMCREN, el antiguo Convento de Santa Clara. Aquella semana de intercambio de saberes se enriqueció con expediciones a instituciones clave como el Archivo Nacional de Cuba y la Biblioteca Nacional. También, tuve el honor de compartir un encuentro en casa del eminente historiador Jorge Ibarra Cuesta, autor de obras notables, incluyendo Cuba: 1898-1921. Partidos Políticos y Clases Sociales.

Tras una charla amena, mi mirada se posó en un rincón de su escritorio donde reposaba un manuscrito exquisitamente engalanado, resaltando entre varios volúmenes y hojas escritas a mano. Era el manuscrito inédito de La Virgen de la Caridad del Cobre: Símbolo de Cubanía, obra confiada por la autora Olga Portuondo Zúñiga a Jorge para redactar la introducción. Con amabilidad, Jorge permitió que echara un rápido vistazo.

En 1995, la Editorial Oriente publicó la primera edición del manuscrito, con la introducción de Jorge Ibarra. Al sostener el ejemplar y comenzar a leerlo detenidamente, me sorprendió hallar un comentario personal incorporado por la autora en sus páginas. Incluyó en el texto un testimonio oral sobre una imagen de la Virgen de la Caridad en Manzanillo, datando del siglo XIX, vinculada a la guerra de independencia y aún resguardada por la familia Figueredo.

Desde entonces, el libro ha experimentado siete ediciones y reimpresiones en los últimos 27 años. Esta copia corresponde a una reciente reedición de 2021, editada por Roque Libros de Santiago de Cuba. Esta versión cuenta con el prefacio de la autora original y el prólogo de la tercera edición cubana de 2008, a cargo de Mons. Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal. Este último considera la obra como la más exhaustiva desde los albores de la aparición de la imagen, explorando su historia y evolución hasta la contemporaneidad. Para la autora, este estudio representa uno de los símbolos más significativos en la formación de la identidad nacional cubana, siendo un componente esencial de la espiritualidad en la cultura popular tradicional.

La presencia de una imagen mariana con más de 150 años en Manzanillo atestigua la arraigada devoción mariana en la tradición popular de Cuba. Esta imagen, legada por la familia Figueredo, ardientes patriotas, fue llevada al exilio en Jamaica en 1869 y repatriada en 1877. A través de generaciones, el culto ha perdurado en distintas familias. Desde 1960, la custodia de la imagen recae en los descendientes de Pedro Figueredo Espinoza, nacido en 1905 y fallecido en 1993.

Como testigo directo, durante más de 15 años, me he dedicado a redactar un ensayo novelado sobre el origen y la devoción ligada a la imagen mariana de Manzanillo, basándome en los relatos proporcionados por Pedro Figueredo, su albacea. Él heredó la imagen en la década de 1940 como un invaluable tesoro familiar, y su relato ilumina esta conmovedora historia de fe y devoción arraigada en el alma de Cuba.

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