Asalto de la cultura «woke» sobre la literatura

Por Galán Madruga

Se van a eliminar las frases racistas de la serie James Bond del escritor británico Ian Fleming. Según Ian Fleming Publications, propiedad de los descendientes de Fleming y titular de los derechos de las novelas de Bond, para la nueva edición han eliminado o modificado términos y referencias que hoy podrían resultar ofensivos.

La serie de novelas que inicialmente sirvió de modelo para las películas de Bond no es un caso aislado. Hasta mediados de febrero no se supo que la editorial Puffin Books (Random House/Bertelsmann) quería cambiar los clásicos infantiles de Roald Dahl, como Charlie y la fábrica de chocolate y Matilda, para incluir términos ofensivos o que ya no son actuales. Por ejemplo, uno de los pasajes ofensivos de Matilda dice: «Viajó con Joseph Conrad en veleros antiguos. Viajó a África con Ernest Hemingway y a la India con Rudyard Kipling». En la reescritura, debería ser: «Visitó fincas del siglo XIX con Jane Austen. Viajó a África con Ernest Hemingway y a California con John Steinbeck». También se eliminarán de los libros de Dahl palabras como «gorda» o «fea».

El hecho de que la editorial haya anunciado, tras las protestas, que seguirá distribuyendo las versiones originales además de la nueva versión es sólo un pequeño contratiempo. Al fin y al cabo, Fleming y Dahl no son más que los últimos ejemplos de una tendencia a revisar las obras literarias según el lenguaje contemporáneo.

Pero dos milenios y medio de producción literaria occidental y oriental han creado una montaña llena de literatura problemática que necesita una revisión urgente. He aquí un breve avance de las próximas nuevas ediciones que ya podemos esperar:

Adolf Hitler, Mein Kampf: La principal obra del Führer, ahora por fin sin antisemitismo, imperialismo y todo ese rollo racial ya no contemporáneo. El editor se planteó incluso elegir un título menos agresivo («Mi ambición»), pero decidió no hacerlo por razones de autenticidad histórica. Garantizado, no discriminatorio e inobjetable. ¡En unas compactas 12 páginas!

Johann Wolfgang von Goethe, Las penas del joven Werther: Tras su publicación en 1774, se dice que la novela epistolar desencadenó una oleada de suicidios entre jóvenes infelizmente enamorados. Y el propio Goethe escribió una advertencia desencadenante en su novela en la segunda edición. Pero eso no basta: en la nueva edición, en la que la forma tradicional de la carta se sustituye por la forma contemporánea del chat, Werther acepta el rechazo de Lotte, acepta un trabajo de asesor de suicidas y vive una vida larga y feliz. La novela termina con la conciliadora frase final: «Lectores sensibles lo llevaron. Un clérigo le atendió».

William Shakespeare, Romeo y Julieta: Que los amantes no puedan encontrarse a causa de la enemistad entre sus familias viola el precepto de la autodeterminación sexual. La nueva versión se niega a reproducir ese modo de pensar patriarcal, pero también elude una narrativa heteronormativa. La reescritura muestra cómo Romeo y Julieta encuentran la felicidad en relaciones poliamorosas entre géneros.

Vladimir Nabokov, Lolita: La pedofilia es un crimen terrible que no debe tolerarse bajo ninguna circunstancia, ni siquiera bajo la apariencia de «arte». En el prefacio de la nueva versión, en la que Humbert Humbert no se enamora de Lolita, de 12 años, sino de su madre Charlotte Haze, el editor pide disculpas a todas las víctimas de abusos por las insensibles publicaciones del pasado.

Erich Maria Remarque, Nada nuevo en Occidente: El hecho de que se utilice a menores como soldados viola la proscripción internacional de los niños soldados estipulada en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. En la nueva versión, Paul Bäumer y sus compañeros de clase, animados por su aplicado profesor de estudios sociales, el Sr. Kantorek, van a África como voluntarios civiles para construir pozos y regresan como críticos del colonialismo. Otro cambio: el protagonista Paul Bäumer ya no fuma, pero tiene una pequeña debilidad por las peras de canela saladas.

George Orwell, 1984: La comprobación de los hechos lo demuestra: han pasado 38 años desde 1984 sin que la oscura visión de Orwell sobre el futuro de un estado de vigilancia totalitario se haya hecho realidad. En cambio, hoy en día a los teóricos de la conspiración y a los enemigos de la democracia les gusta utilizar a Orwell para embellecer sus fantasías sobre una supuesta dictadura. Por eso la nueva edición se ciñe estrictamente a los hechos: Apple presenta el Apple Macintosh, la Comisión de la CE se querella contra la ley alemana de pureza y Stevie Wonder canta «I just called to say I love you».

Salman Rushdie, Los versos satánicos: La versión original había provocado protestas en todo el mundo, lo que al final, hay que señalar tristemente, también acarreó perjuicios para la salud del autor. La nueva edición prescindió de todas las representaciones y declaraciones que pudieran percibirse como provocadoras, hirientes o controvertidas. La editorial espera que la obra de Rushdie pueda publicarse por fin en los países islámicos.

Mark Twain, Las aventuras de Huckleberry Finn: La obra se considera una novela clave de la literatura estadounidense, y una denuncia de la sociedad racista esclavista. Pero, de hecho, la palabra N aparece 219 veces en la versión original: ¡219 veces violencia racista en forma de lenguaje! La versión editada, en cambio, hace hincapié en el lenguaje no violento. No sólo la palabra con N, sino cualquier forma de racismo no tiene cabida en las nuevas aventuras de Huckleberry Finn.

Franz Kafka, El proceso: El adjetivo «kafkiano» hace tiempo que dejó de ser una moda feuilletoniana para convertirse en una palabra de lucha utilizada por quienes dudan de la legitimidad del Estado constitucional. En un Estado constitucional, sin embargo, nadie es acusado y condenado sin un auto de procesamiento. La difamación, en cambio, es un delito penal. La nueva edición revisada trata de cómo Josef K. presenta cargos contra desconocidos por difamación.

Y, por último

La Biblia para todos. En aras de la neutralidad ideológica, la nueva edición prescinde de todo lo que tenga que ver con Dios, la fe y la religión. Al mismo tiempo, se abstiene de cualquier representación excesiva de violencia que pudiera tener un efecto retraumatizante en parte de los lectores (niños, crucificados). Ya se puede esperar, cuando pronto se dirá: ¡Se acabó! La historia de Jesús y sus discípulos es ahora inclusiva, neutra y adaptada a los niños.

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