Molinos y caballeros

Por: Patronio

El triunfo de la irracionalidad. Creer en la virtud es más importante que la virtud misma. Decidimos vivir puramente a base de nuestras decisiones. Es un hecho: a veces la desesperación impulsa al hombre a ser libre. Es la nota discordante ante la sensiblería marginal. No importa. Una misma geografía genera diferente mirada, éticas y estética unas, pragmáticas y conceptuales otras; pero todas engastadas en el universo vital de cada quien. No por isla se está aislado.  No por molino se es gigante. Sin la fe ¿qué nos queda? Nada. Un intenso silencio y soledad.

La cobardía que degenera en desesperación; el vacío que compromete el espíritu y la frustración que embota el cerebro. Estado de insolencia. Obsoleto vacío. Monocronismo. Otro ismo.  

No puedo avergonzarme de tener lo mejor; los demás que rabien.

Y el joven Keast sin parafrasear:

¡Oh! ¿Qué pena te acosa, caballero en armas,

Vagabundo pálido y solitario?

Las flores del lago están marchitas

Y ningún pájaro canta.

¡Oh! ¿Por qué sufres, caballero en armas,

Tan macilento y dolorido?

La ardilla ha llenado su granero

Y la miel ya fue guardada.

Un lirio veo en tu frente,

Bañada por la angustia y la lluvia de la fiebre,

Y en tus mejillas una rosa sufriente,
también mustia antes de su tiempo
.

Todo y nada nuevo bajo el sol. El arte que revela la femineidad del artista en cada trazo, delicado e inseguro en forma de un mundo desordenado ante  macho que lo mira.

Casi asustadizo.

Una imagen difusa, casi inalcanzable para quien la ve, la desea y la ve difuminarse.

Quijote, o Keast o Patronio, esto es cosa de loco. La lealtad exige venganza, el badajo la impulsa y la habilidad la llevará a cabo.

Sí, esto es cosa de locos. Y lo llamamos Historia.

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