La post-verdad es un conglomerado de proposiciones que ocultan la verdad

Justamente interpretaciones solo no hay, también proposiciones

¡Qué viejo es el fenómeno! Nada nuevo permanece por mucho tiempo bajo el sol. Hace más de 100 años el vidente Nietzsche escribió una frase que removió el piso de la metafísica clásica. Dijo en un aforismo de su libro póstumo La voluntad de poder:

«Contra el positivismo que se detiene ante el fenómeno sólo hay hechos, yo diría: no, justamente hechos no hay, sólo interpretaciones». Así se explaya la ironía de Nietzsche contra la post-verdad.

Surge a partir de aquí la hermenéutica de los sueños (psicoanálisis) y de los textos de (Wittgenstein, Heidegger, Foucault). Unos años antes a la publicación de La voluntad de poder, en un conocido aforismo del librito Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, escrito por el loco alemán en 1877, reza el siguiente enunciado:

«Ciertamente, el entendimiento racional de la realidad como tal se encuentra influenciada directamente por las variadas interpretaciones determinadas por los individuos en la sociedad, muchas veces también siendo afectadas por su propio juicio de ética, distorsionando el hecho, alejándonos de la realidad para llevarnos a una falacia que los individuos tomamos como verdadera».

En rigor, para Nietzsche después no «solo existen interpretaciones». El loco se adelanta a sus futuros exegetas, epígonos y plagiadores (como Tin Tan del mediodía) y postula: ni hechos, ni interpretaciones; solo existen  proposiciones.

Quien mejor proponga, a través de un estricto y coherente discurso, las interpretaciones, ganará la competencia por el poder.

 Y en las redes sociales aparecen por doquier múltiples propuestas, como las de Tin Tan en su momento, fallidas, pero comenzando diciendo:

«Yo propongo……»

La post-verdad es un conglomerado de proposiciones.

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